Vacaciones

Por indisimulable que fuese la marcada condición humilde de nuestra familia, dependiente del magro sueldo de mi viejo ferroviario y habitante de los confines del Gran Buenos Aires, había un momento del año en el que nos dábamos un gusto formidable.

En efecto, el pasaje de tren gratuito y la generosidad de mi parentela marplatense hacían posible que con un pequeño esfuerzo disfrutemos de la playa. También para nosotros, Mar del Plata era la ciudad "feliz", y su nombre se asociaba a momentos gratos y estadías placenteras que no queríamos que se terminen nunca.

Conocía más Mar del Plata que Buenos Aires (La Plata ni siquiera entraba en el cuadro): sus lugares, sus barrios, el nombre de sus calles, su cultura urbana. Fue mi primera gran ciudad, antes que la capital argentina o la bonaerense, con semáforos en las esquinas, ascensores en los edificios y "todas esas cosas". Un mundo tan diferente a mi lugar de residencia que me sorprendía a cada paso.

No sólo eso: la "Perla del Atlántico" también me daba la oportunidad de sentirme más cerca del equipo de mis amores: Estudiantes de La Plata. Muchos detalles me hacían vivirlo así: desde cruzarte a menudo con hinchas luciendo su camiseta hasta alguna nota publicada en los medios locales dando cuenta de alguna novedad de pretemporada.

De esta manera, me fui haciendo a la idea de que si yo estaba en Mar del Plata le traía buena suerte al club, y, bueno, sabemos cómo somos los Pincharratas con todo ese rollo. Y los resultados parecían confirmarlo, con victorias resonantes y buenos resultados en general, en coincidencia con mis vacaciones.

Además, estaba la posibilidad de que el Pincha jugase el Torneo de Verano. En una ciudad que, por entonces, todavía no estaba atravesada por tantas problemáticas urbanas posmodernas, y en un futbol donde, análogamente, todo era algo más tranquilo (todavía, por ejemplo, regía aquel concepto de "partido amistoso" para este tipo de encuentros), mis viejos estaban más predispuestos -con miles de precauciones- a dejarme ir a la cancha. Era un sueño: ir a ver a Estudiantes con "permiso oficial" y casi sin viajar. ¡Qué buena vida se debían dar los hinchas platenses!

Recuerdo haber aprovechado esta situación e ir a la popular sur del José María Minella en cotejos contra River, Independiente, San Lorenzo. Haber gritado algún gol de Gottardi y sufrido alguno de Alzamendi, mientras Bilardo, audible en el silencio que se produce en tu tribuna cuando te convierten, retaba enojado a Miguel Ángel Gette... ¡¿Manzaanaaa, qué te dije?!

Volviendo a los medios periodísticos, en la Rambla Casino estaba la corresponsalía del diario "El Día", que ofrecía las últimas noticias, como casi todos los diarios de entonces, expuestas en pequeñas pizarras individuales, con letras plásticas blancas colocadas en ranuras, detrás de los frentes vidriados que daban a la vía pública. Algo así como la página web de entonces. Una pasadita por ahí y podías encontrarte, por ejemplo, con informaciones como ésta:

"LA PLATA (de nuestra agencia) Estudiantes confirmó la incorporación del delantero Guillermo Trama, proveniente de Rosario Central".

Con eso te sentías manejando datos frescos y te ibas a la playa tranquilo, sin necesidad de tener que recurrir en la tardecita, ya de vuelta en casa, a la tortura de tratar de sintonizar alguna radio porteña justo en los segundos en que se dignaran a mencionar algo del Pincha.

Pasar por ahí se había convertido en rutina. Recuerdo que en ese local compré un ejemplar del libro que había puesto a la venta el diario: "Estudiantes. De Zubeldía a Bilardo", que aún conservo.

Que ahí enfrente, en la rambla, en una hermosa noche cálida y estrellada, nos juntamos un grupo de hinchas -años después la "playa pincha" se arraigó en el balneario 12 de Punta Mogotes- que nos habíamos conocido en esos días, a escuchar (de televisación, ni hablar) cómo le ganábamos a Unión dos a cero, en Santa Fe, en el campeonato que ganaríamos un par de semanas más tarde.

Y que, como la vida es todo, hubo un día en el que el hecho de estar en esa ciudad no nos trajo suerte ni buenas noticias. También frente a esas pizarras con noticias, me quedé casi sin poder reaccionar, ni pude volver a pensar en el verano, la playa y la diversión, al igual que el resto de la inusual cantidad de personas reunidas en la puerta de la oficina marplatense de "El Día". Arriba y la derecha, una de las pizarras informaba:

"MEDELLÍN, COLOMBIA. A los 54 años, falleció este domingo el ex Director Técnico de Estudiantes, Osvaldo Juan Zubeldía".

Octubre 2020

Create your website for free! This website was made with Webnode. Create your own for free today! Get started