Miguel Ángel Russo donó estanterías para la reconstrucción de una biblioteca escolar

30/07/2020

El ex futbolista de Estudiantes, a través de La Filial La Matanza que lleva su nombre, donó estanterías en el marco de la reconstrucción de la biblioteca de la Escuela Secundaria N° 68 de González Catán, vandalizada e incendiada en diciembre del año pasado.


El 2 de diciembre de 2019 fue un día negro para la comunidad de la Escuela N° 68 de González Catán, es que durante la noche anterior un grupo de ladrones saquearon la Secretaría y la Dirección de la institución, pero antes de irse incendiaron la biblioteca que con sus más de 5 mil libros, computadoras, televisor y material didáctico era el corazón del lugar.

La vandalización de la institución educativa no sólo puede explicarse por el resentimiento de un grupo de personas, sino también por la desvalorización social de la educación como herramienta para modificar la realidad individual y colectiva.

Sin embargo, el que tome contacto con muchos de los que habitan las villas o barrios precarios percibirá dificultades para expresarse, falta de recursos derivados de una inadecuada educación formal, lo que sumado a las prácticas propias, impiden en innumerables casos la inserción en ámbitos formales de trabajo por lo que muchos terminan dedicándose a la venta callejera. Es en estos casos en los que la educación se convierte en una herramienta clave para la transformación de realidades individuales y la escuela en el ámbito adecuado para canalizarlas.

La breve historia de la Escuela 68 refleja el descrédito que desde hace décadas tiene el sistema educativo. La falta de atención por parte de las autoridades llevó a un deterioro de la estructura edilicia que entró en una fase terminal hace un año, con aulas clausuradas debido a que el lugar corría riesgo de derrumbe. Para paliar la crítica situación se colocaron en el patio escolar aulas container, en paralelo, se pretendió clausurar el predio y dejar sin clases a más de 340 chicos y chicas de la zona.

Sin embargo, las instalaciones no fueron clausuradas y se logró que el gobierno bonaerense se comprometa con la construcción de nuevas aulas de material. La directora de la escuela, Cristina Páez, además impulsó las tareas de reconstrucción de la biblioteca, cuyo recinto fue reacondicionado: se revocaron y pintaron las paredes y se instaló un aire acondicionado.

La Filial pincha de La Matanza se vinculó con la directora al enterarse de la destrucción de la biblioteca y se autoimpuso la tarea de colaborar en la recuperación de ese espacio a través de la donación de distintos tipos de materiales: más de 450 libros, 2 computadoras de escritorios, 2 notebooks y 3 televisores para uso áulico y del sector administrativo, además de 15 pelotas de fútbol número 5 para las clases de educación física.

Al cumplirse el primer año de la creación de la filial, Miguel Ángel Russo se comunicó para expresar su deseo de colaborar con las actividades solidarias que se llevan adelante. Luego de una charla mantenida en el marco de la comisión directiva, el ex jugador pincha coincidió en la necesidad apoyar a la dirección de la escuela en su tarea de reconstruir la biblioteca.

Los libros donados por vecinos e instituciones del distrito se encuentran apilados en cajas dispuestas en el piso de distintas aulas, pero el objetivo de conseguir estanterías se convirtió en una dificultad extrema. Las autoridades de la escuela y la filial intentaron sin éxito sensibilizar a miembros de la comunidad para colaborar con la institución e impedir que los libros se deterioren al ser guardados en lugares inadecuados.

Ante esta necesidad Russo aseguró: "vamos con las estanterías, quiero ayudar". Por lo que su deseo se materializó en la compra de 8 estanterías para que los libros puedan ser preservados en el lugar que corresponde y utilizados debidamente.

Los valores que pregona Estudiantes de La Plata como institución son los que se apropió Russo cuando se incorporó, a los 15 años, a las divisiones inferiores del club platense: solidaridad, cooperación, trabajo, esfuerzo, sacrificio, el conjunto por encima de lo individual. Son los mismos valores en los que se sustenta el club, sus agrupaciones y filiales, pero fundamentalmente, los que guían la acción de sus integrantes.

El paso del tiempo, la exposición pública y el éxito profesional no hicieron mella en los valores que Miguel Ángel Russo se apropió en el predio de City Bell. Es más, los pone en práctica para dar ejemplo.

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