¡Estudiantes televisado!

(Septiembre de 2019) En este presente tan tecnológico, es bueno contarle a los pinchas de la generación táctil, a los milenials, e inclusive a los treintañeros, cuáles eran las chances reales que teníamos hace algunas décadas de ver a nuestro equipo por TV. Este relato va especialmente para ellos.

De aquel torneo metropolitano de 1975 recuerdo que River salió campeón después de dieciocho años, aunque no nos pudo vencer en el debut. Tampoco en la revancha, que ganamos dos a uno de local, donde curiosamente Sabella hizo el gol de ellos. Anduvimos bien: con Bilardo y un buen equipo, terminamos quintos, inaugurando un trienio donde -es cierto- se nos negó un título, pero estuvimos peleando arriba casi todo el tiempo, quedando subcampeones del mismo River en el Nacional de ese año y terceros en el Metropolitano de 1976, año en el que también volvimos a jugar la Libertadores tras ganarle el desempate de los subcampeones del año anterior a Huracán. Y al año siguiente, llegamos a semifinales del Nacional.

De aquella lejana noche, encuentro una escueta referencia en internet. Una crónica del partido, lugar, fecha, resultado y goleadores. Dice: "11/04/1975 en La Plata: Estudiantes de La Plata 6 (Miguel A. Reguera, Antonio García Ameijenda, Rubén Galletti 2, Carlos Squeo e/c y Miguel Benito), Racing Club 1 (Hugo Gottardi)"[1]. Leo también, hoy, que fue la mayor goleada de Estudiantes sobre Racing. Con estos pocos elementos, vamos a intentar, parafraseando a un reconocido historiador, "ponerles sangre a las sombras".

Como en algunas películas, cierro los ojos y los borrosos recuerdos cobran color: estoy en los comienzos de cuarto grado. Es viernes, casi mediodía, y estamos cerca del momento de la salida de la escuela. Termino una semana impecable, cuestión sumamente importante para obtener el permiso de mis viejos, entre otras cosas, para ver televisión esa noche.

Promediaba la década del setenta, y en ese entonces, toda la fecha del futbol local se jugaba el domingo en simultáneo, con una sola excepción: el "televisado" que iba el viernes a la noche en un programa que se llamaba "Fútbol por TV", donde relataban Horacio Aiello u Oscar Gañete Blasco y comentaba, creo recordar, Macaya Márquez.

Podían elegir el partido de algún "grande", en los papeles tranquilo, tipo Boca-Atlanta, o algo que pinte entretenido, Huracán-Newell¨s, por tirar un ejemplo. Pero ese viernes pasaban el partido del Pincha. Ya habían transcurrido algunos años de la época de oro de las copas internacionales y no había muchas oportunidades de ver a Estudiantes por la tele... No me lo podía perder por nada.

Para los hinchas no platenses, que normalmente no íbamos a la cancha, era la chance de ver en acción a los tipos que conocíamos sólo por las figuritas, o por haberlos visto de casualidad en algún diario o revista deportiva. Realmente, de casualidad: desde ya, el mundo Estudiantes no estaba entre los más taquilleros que digamos. Si se producía el milagro de que cayera en nuestras manos, se recortaba y atesoraba, para tener "algo" del equipo.

No recuerdo que día de la semana se anunciaba, pero el jueves ya había visto la propaganda de Canal 7 y sabía que televisaban Estudiantes-Racing. Tampoco estoy seguro de la siguiente afirmación, pero tal vez fue mi primer partido del Pincha televisado en directo.

...y esto es fútbol, señores. Previa, nervios, pasión. Tiré de la perilla de encendido del viejo televisor "Radartone" blanco y negro y me dispuse a ver a mi equipo. ¡Comienza el partido en la ciudad de La Plata! ¡Cuánta emoción! Ojalá ganemos...

Lo que vino después fue inolvidable. Uno a uno, fueron cayendo los goles. Tres a cero ya en el primer tiempo; tres más en el segundo. Tres más tres, seis. Sí, ¡seis! Uno, dos, tres, cuatro, cinco... ¡seis! El ambiente de euforia en los tablones de la tribuna de 55 traspasaba la pantalla y contagiaba: ¡Dale Leónnnnn! ¡Dale Leónnnnn!

Algún reto de mi viejo, leve, por gritar de más los goles o por acompañar los cantitos de la popular local...el tipo se tenía que levantar temprano para tomar el tren local e ir a laburar. No importó. Pasadas las once me fui a dormir con esa alegría inmensa que te da un triunfo (¡y que triunfo!), y que, si sos pibe, te hace sentir que eso es todo lo necesitás para ser feliz.

Al día siguiente tenía que ver a todos los amigos que pudiera para fanfarronear como se debe. Y el lunes la iba a seguir en la escuela. Si conseguía hinchas de Racing, mejor. Y si no, que sean de cualquier cuadro.

- ¡Que me importa, si el de Estudiantes soy yo!

Pablo Valaco

Septiembre 2019


[1] Sabella, Gottardi. El año anterior habíamos perdido con Boca 1 a 0, con gol de Trobbiani. Quien diría.

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